No habían ido a donde se encontraba el Dens 0201. En su lugar, salieron del museo y se dirigieron a lo que su padre llamó “El almacén de especiales”, un lugar donde tenían artículos que no se exhibían en el museo, o que aguardaban a que se diera el tiempo apropiado para ser mostrados.
El sitio, en efecto, tenía muchos artículos típicos de un museo: cuadros envueltos, réplicas, cualquier cantidad de figuras e incluso algunos dispositivos mecánicos. Durante la apresurada caminata, Minu alcanzó a ver las siluetas de lo que parecían ser unos aviones antiguos. Interesado, le pidió a su padre que se detuvieran, a lo que él, sin siquiera hablar, se negó. Minu sintió como se apresuraba el paso. Había muchos artículos en el depósito, todos de gran interés; no vería ninguno.
Al fondo de la oscura habitación había una puerta de apariencia rústica, custodiada por dos personas que aparentaban platicar y no poner atención a su alrededor ni darle importancia a la puerta en sí (una estrategia para evitar curiosidad); la mayoría del tiempo lo lograban. Al reconocer a 2 de las personas que entraron, cambiaron su actitud drásticamente.
El sitio, en efecto, tenía muchos artículos típicos de un museo: cuadros envueltos, réplicas, cualquier cantidad de figuras e incluso algunos dispositivos mecánicos. Durante la apresurada caminata, Minu alcanzó a ver las siluetas de lo que parecían ser unos aviones antiguos. Interesado, le pidió a su padre que se detuvieran, a lo que él, sin siquiera hablar, se negó. Minu sintió como se apresuraba el paso. Había muchos artículos en el depósito, todos de gran interés; no vería ninguno.
Al fondo de la oscura habitación había una puerta de apariencia rústica, custodiada por dos personas que aparentaban platicar y no poner atención a su alrededor ni darle importancia a la puerta en sí (una estrategia para evitar curiosidad); la mayoría del tiempo lo lograban. Al reconocer a 2 de las personas que entraron, cambiaron su actitud drásticamente.
El protocolo estándar para cruzar dicha puerta sería mostrar a los guardias la credencial apropiada (y que ésta tuviera los permisos necesarios) y posteriormente se practicaría un escaneo retinal. Había pocas personas con los privilegios para evitar dicho protocolo, Menes era una de ellas.
Se abrieron paso para ingresar a una pequeña habitación. Las paredes eran perfectamente blancas y planas. Impecablemente iluminada, se mostró como un prisma cuadrangular perfecto (una vez cerrada la puerta), que se elevaba hasta donde el ojo podía ver; no había rastros de un techo real. Esto era evidentemente una ilusión ya que el edificio en el que se encontraba no tenía esa altura.
- ¿Y ahora qué? – pensó Minu. Súbitamente, Menes se volvió hacia su padre y él y con un gesto poco amigable los apartó del centro de la habitación en donde se colocó. Estiró sus brazos perpendicularmente a su cuerpo con los hombros perfectamente derechos y dijo – Menes Fergo, Privilegios de Acceso 0, 2 Invitados -. Sus manos empezaron a adquirir cierta luminosidad, al aparecer un holograma. Era una visión nostálgica de un elevador de antaño, con 31 botones de los pisos a los que este ascensor podía llegar. De nuevo, Minu pensó que esto no era posible.
Menes presionó rápidamente varios números, como si estuviera introduciendo una contraseña. Al terminar de realizar su secuencia, el holograma cambió: se agregaron dos botones más, Nivel A y Nivel B. Menes presionó el segundo. –Minu, no te recargues- dijo. Sorprendido, se retiró de la pared y volteó a ver a su padre. Tenía una cara muy extraña, una que Minu no había visto antes. Tal cual, parecía que Eléan estaba algo nervioso e incómodo en medio de todo esto, pero también tenía cierto aire de satisfacción, viendo a su hijo abochornado y sobrepasado por las circunstancias. -Será una gran experiencia para él- se dijo. Su padre había esperado este momento ya muchos años.
Nada sucedía. Después de unos minutos, se atrevió a preguntar - ¿Y ahora?-. – Aunque no lo creas, Minu, estamos descendiendo. Este piso se está moviendo, es una plataforma móvil y estamos bajando algunos metros por debajo del nivel del suelo. – Cualquiera que estuviera ahí no lo creería. No se sentía ningún movimiento, pero el mecanismo era tan sutil para evitar cualquier sensación. Pero tenía sentido porque para poder sentir el movimiento se requiere de puntos de referencia, variaciones en la aceleración o inestabilidad o cualquier ruido asociado a él. Ese lugar estaba excluido de ellas: las paredes perfectas, el techo “infinito” y un movimiento suave y sin ruido. Una idea genial en verdad.
Segundos después, Menes comenzó a caminar y justo antes de toparse con la pared, una puerta se abrió frente a él, se detuvo un momento y los miró, – Hemos llegado – dijo. Después de la exhibición con el holograma y ahora su familiaridad con el “elevador”, era evidente de que Menes habría tomado el mismo camino varias veces en el pasado.
Salieron todos por la misma abertura y encontraron un puente de unos 20 m que volaba sobre un vacío inmenso. Debido a la oscuridad que se generó al cerrarse la puerta y borrar los rastros de luz que provenían de dentro del elevador la sensación de vacío se hacía más fuerte. El nivel A habría de estar más abajo. Siguieron a Menes sobre la ruta del puente; Minu seguía sin hacer preguntas, temía que no le contestaran…
Observó como las dos puertas metálicas al final del corredor se deslizaban en sentidos opuestos, abriendo paso hacia una habitación muy luminosa. En el ínterin una cantidad de luz alcanzaba a colarse hacía donde se encontraban y pudo ver que estaba en una columna cilíndrica hueca con el elevador en medio, pero visiblemente descentrado. Miró hacia arriba y alcanzó a vislumbrar otras puertas a diferentes alturas pero no había ningún puente conectándolas con el elevador (de aquí concluyó que el puente se movía junto con el elevador)
Una vez que la luz los dejó de deslumbrar, se descubrió la silueta de una mujer que aparentemente los esperaba. Menes se adelantó súbitamente extendiendo su mano – Dra. Lyn Lents, qué gusto-. La mujer devolvió la cortesía y se volvió hacia Eléan con cierto escepticismo. Luego volteó hacia Minu con gran sorpresa y balbuceó – ¿él es el prime...?- un sonoro y fingido tosido de Menes la detuvo, era obviamente de desaprobación.
-Dra., este es Minu, mi hijo-. Extrañada, ella le extendió la mano, pero Minu sintió que de cierta forma no era la misma cortesía que había presenciado momentos antes.
La Dra. Lents los escoltó durante los siguientes minutos, mientras hablaba con Menes y su padre en términos que eran demasiado avanzados inclusive para él. Fluctuaciones, isótopos, radiactividad… términos que había leído o escuchado alguna vez, pero que no hacían sentido esta vez. Nunca se había sentido tan apartado de su padre como en ese momento.
El recorrido continuó. El lugar era excesivamente blanco e iluminado, que después de cierto tiempo de estar ahí la cabeza dolía. Había que estar acostumbrados. Como no tenía nada que ver, comenzó a leer lo que decía en las puertas conforme las pasaban. “Análisis 1”, “Análisis 2”… “Identificación A”, “Identificación B”… “Carbono 14.A”, “Carbono 14.B”… Minu entendió entonces. Se encontraba en un laboratorio de investigación, relativo a los objetos del museo. Sus suposiciones se verificaron conforme vio las demás puertas… “Rastreo”, “Simulación”, “Preparación final”, “Almacén de Salida a museo”...
Si era el laboratorio del museo, ¿para qué todo el secretismo? Un museo en verdad tiene que tener un laboratorio, para rastrear la validez de ciertos elementos, o hacer investigaciones sobre algún descubrimiento, algún fósil. Esto tenía sentido, pero a cualquiera le parecería exagerado el nivel de seguridad que había en el laboratorio y más aún que estuviera debajo del suelo.
Sin embargo, el corredor cambió. La última puerta que vio Minu había sido 10 metros atrás y el final del corredor podía verse. Algunas plantas decoraban el sitio y se encontraba una máquina dispensadora de bebidas. Al fondo, había una pared perfectamente blanca y plana, como si todo terminara abruptamente. Al llegar ahí, la Dra. Lents y Menes se colocaron uno al lado del otro y colocaron sus brazos perpendicularmente a su cuerpo, con los hombros perfectamente alineados y al pronunciar al unísono “Acceso -1”, un holograma similar al anterior apareció en sus manos…